Cuando los días son grises, fríos y oscuros, uno piensa que jamás saldrá el sol. Mañanas de lluvia, tardes de frío y noches de luna llena. A veces pienso que la noche me da un resto de melancolía y empiezo a pensar en los múltiples errores que me han costado caro, sin embargo, me han enseñado muchas cosas valiosas. Tengo amigos maravillosos, un niño que me encanta y una familia preciosa que me apoya a pesar de todo lo que he cometido en los últimos meses e incluso años. Lo más maravilloso de todo, es que aprendí a sonreír, de una manera tan única y tan especial que no hay momento que dejen de brillar mis ojos. Pensé que brillaban ante la compañía de otro ser, sin embargo, me di cuenta que nunca brillaron, que mi vida fue tan destruida en ese tiempo que es bastante difícil, por lo demás, que hubiesen brillado a pesar de que hubieron momentos únicos y maravillosos como fue el tener a mi pequeño angelito conmigo. Hoy he madurado de tal manera que soy capaz de enfrentar mis errores y la consecuencia de ellos, pero NO ESTOY SOLA. Cada uno de los seres que me acompañan en mi vida saben toda la verdad, y me quieren a pesar de todo, eso significa, que mis valores valen mucho más que mis errores. Nunca he juzgado ni juzgare a las personas por su accionar, porque yo no puedo tirar la primera piedra cuando nunca se lo que la vida me depara y que quizás, por un impulso de 5 segundos, pueda cometer el peor error jamás hecho. Pero el mundo juzga por errores y no por virtudes. Nadie en este planeta comenta los buenos accionares sin pensar en que esa persona quizás ha cometido con anterioridad. No estoy orgullosa de lo que he cometido. Pero si estoy orgullosa de mi vida, de que ante tantas cosas mil veces más difíciles fui capaz de salir adelante, y esta es solo una pincelada del resto que quizás me toque vivir. Quien no se sabe levantar después de una caída no es capaz de vivir en plenitud.

No me importa lo que digan ni piensen quien no me conoce o está lejos de hacerlo. Mientras las personas a quienes adoro con todo mi corazón estén conmigo, y Dios pueda darme su misericordia, seré feliz. Sé que la vida me ha brindado una oportunidad maravillosa y no estoy dispuesta a perdérmela por una estupidez. Sé luchar por lo que quiero y me encanta conseguir lo que me hace feliz. Hoy, estoy dispuesta a hacerlo y no sólo por mí, sino porque sé que tengo maravillosas cosas que entregar y las cuales brindaran muchas sonrisas a los demás.

Las caretas de los seres humanos son bastante falsas… Puede que cuando tu miras a los ojos a ese ser desconocido te digan muchas cosas, y sin embargo, manifiestan a los demás todo lo contrario.