Han pasado ya prácticamente un año y medio desde su partida, pero no puedo dejar de pensar en que lugar podrá estar ese pequeño angelito que en algún momento me dio tanta luz y alegría, como una pequeña estrella en el cielo que sólo tu notas su existencia. Hoy, después de una noche intensa, donde ahogué millones de gritos por soñar con él y desear como nunca que su existencia hubiera sido más duradera sólo para evitar sentirme como hoy me sentí sin él. Totalmente sola. A veces tengo que hacer de tripas corazón, por asi decirlo, para no seguir sufriendo ni llorar. Desterrar sus recuerdos, recordar su primer latido, recordar el primer momento en que supe de su existencia, han sido la rúbrica de todos estos días, ha sido la rutina desde el momento en que desempolvé su ropita, en que vi que la vida se me había ido en un segundo... y junto con él.